Baby led weaning o alimentación autorregulada

Cuando te conviertes en madre/padre, empiezas a ver que todo lo que haces con respecto a tus hijos/as sigue unas determinadas reglas:
  1. Si el niño/a hace algo bien, todo el mundo te dice que es cuestión de suerte. Ejemplo: si el niño o la niña come bien (popularmente "te come bien", expresión que odio) lo que la gente te dice que es suerte. Es una especie de lotería genética de la que tú no eres responsable.
  2. Si hace algo mal, es que te has equivocado en algo o en todo. Ejemplo: si duerme mal, le has malacostumbrado, te torea, o cualquier expresión que afirme que eres un patán o el/la menor un genio del mal ("si es que saben mucho") con una portentosa inteligencia digna de un estudio en Harvard.
  3. Cualquier cosa que hagas, hasta la más nimia, es comentada, criticada por las personas que te rodean. Algunos/as dirán que eso pasa en todo, pero en la crianza, cada persona que opina tiene una forma de hacerlo totalmente distinta ("tápale", "no le tapes tanto", "tápale la tripa que es lo más importante", "no, los pies no se pueden quedar fríos"). Esto también funciona con los/as pediatras, si vas a tres pediatras distintos (en nuestro caso porque cambien en la Seguridad Social), los tres te dirán cosas distintas. No me quiero imaginar lo que pasará la gente que les lleva al pediatra de la seguridad social y a un/a pediatra de pago.

Los primeros meses de paternidad/maternidad, estábamos tan acojonadas/os, que íbamos haciendo caso a la última persona con la que hablábamos. Al dormir, comer poco, éramos zombies sin ninguna capacidad intelectual. Una vez pasado el primer impacto, comenzamos a hablar de cómo introducir los alimentos sólidos, a buscar información, etc. Los dos fuimos muy malos/as comedores, y recodábamos las comidas como un momento angustioso, que no queríamos repetir. Leímos un artículo sobre el "baby led weaning", y decidimos adaptarlo a nuestra gusto.

Como introducción general, hago un resumen de la página de la Asociación Itaca: Baby-led weaning es el término inglés que se utiliza para designar la iniciación en la alimentación complementaria dirigida por el bebé. Se trata de no darle al bebé ni papillas, sino de ofrecer los alimentos cortados en trocitos que ellos mismos puedan manejar y comer de forma autónoma. Con el puré, primero aprenden a tragar y, más adelante, a masticar, lo que funciona bien hasta que encuentran un trocito, que les suele provocar arcadas.

Cuando Enric tenía 4 meses, comenzamos a leer estudios sobre alimentación complementaria, entre ellos el realizado por la pediatra Clara M. Davis (en inglés aquí, en castellano y resumido aquí) , las recomendaciones de Gill Rapley, nutricionista y directora adjunta de la Iniciativa de Hospitales Amigos de los Niños (IHAN) de UNICEF en Reino Unido; las recomendaciones de la OMS y varios libros del pediatra Carlos González. También vimos vídeos de padres mucho más valientes (y a los que no les importa que la imagen de sus hijos sea pública) que nosotros en este aspecto (algunos ejemplos aquí, aquí y aquí).

Comenzamos cuando Enric empezó a mostrar interés por nuestra comida, es decir, cuando alargaba la mano para cazar lo que nosotr@s estábamos comiendo. Le dejábamos chupar, morder (sí, muerden sin dientes) lo que teníamos, siempre que fuese un alimento sano (pan, pera, manzana, pollo, zanahoria) y dejando pasar unos días entre alimentos nuevos, para detectar alergias alimentarias.

Cuando ya tenía varios alimentos a los que sabíamos que no era alérgico, le empezamos a dar purés a mediodía, y dejamos los trozos para la cena. Los trozos eran de la cena que nosotros tomábamos, sin sal, sin embutidos y sin los alimentos que no recomiendan introducir hasta los dos años (marisco, frutos secos en trozos y sin leche de vaca hasta el año). Se los ofrecíamos en la bandeja de su trona, mientras nosotr@s cenábamos. Pasamos por varias fases, al principio lo comía todo, luego le gustó arrojarlo y ahora coge lo que quiere, unos días coge más fruta, otros más pescado, otros se come 5 croquetas y a la semana decide que no quiere ninguna.

Nunca le hemos dado los alimentos "especiales" para bebes, si no podía tomar yogures normales, consideramos que podía vivir sin los yogures especiales para bebes. Sí que le hemos dado de vez en cuando potitos prefabricados, sobretodo por si alguna vez nos hacía falta darle alguno, por estar de viaje, o porque se nos acabase la reserva de los caseros).

No sé si por todas estas cosas, o porque el niño es tragón (lo más probable es que sea una mezcla de ambas), actualmente come lo mismo que nosotros, si introducimos algún plato nuevo, sólo le obligamos a probarlo una vez, si no le gusta, lo intentamos al cabo de cierto tiempo, pero todos tenemos nuestras preferencias.



Por último decir que no somos expertos, esto simplemente es lo que nosotr@s hemos decidido hacer con nuestro hijo. En caso de duda consulte con su pediatra, su madre/padre/abuela. Cada niño/a es un mundo y tiene su propio ritmo.